Una vez al frente de la lucha armada contra el movimiento guerrillero, función que asumieron por decreto del Poder Ejecutivo en 1971, las Fuerzas Armadas crearon el Organismo Coordinador de Actividades Antisubversivas (OCOA), una estructura de funcionamiento para la represión que, amparada por el “secreto, el ocultamiento y la ambigüedad”, dirigió y participó de miles de detenciones, interrogatorios, torturas y desapariciones forzadas.
“Un modelo de la guerra sucia: el rol operativo del OCOA en la represión¨ es una investigación del proyecto Cruzar de la Facultad de Información y Comunicación (FIC) que aporta detalles concretos sobre los objetivos, estructura jerárquica, organización y funcionamiento territorial del principal instrumento de represión de la dictadura militar. Del análisis de cientos de documentos microfilmados del Archivo Berruti -fuente principal del trabajo-, comprueba cómo los archivos militares permiten reconstruir con precisión los episodios de detención ilegal y señalar responsabilidades.
“Contrariamente a lo que se ha reiterado -afirma el trabajo-, favoreciendo la versión militar sobre la documentación, el archivo Berrutti confirma que toda la información era obligatoriamente asentada en documentos y debidamente archivada, con conocimiento de los respectivos mandos”.
La investigación describe cómo el OCOA planificaba y coordinaba operativos con las tres fuerzas del Ejército y la Policía mediante una jefatura -siempre en manos de un coronel-, una Mesa Central de Operaciones y una radio centraUna vez al frente de la lucha armada contra el movimiento guerrillero, función que asumieron por decreto del Poder Ejecutivo en 1971, las Fuerzas Armadas crearon el Organismo Coordinador de Actividades Antisubversivas (OCOA), una estructura de funcionamiento para la represión que, amparada por el “secreto, el ocultamiento y la ambigüedad”, dirigió y participó de miles de detenciones, interrogatorios, torturas y desapariciones forzadas.
l, todas estas ubicadas físicamente en la División del Ejército I. También se establece que el primer jefe del OCOA fue el coronel Pedro J. Aranco, sustituido en 1972 por el coronel Luis V. Quierolo hasta febrero de 1974, cuando asumió el coronel Julio C. González Arrondo, hasta 1978.
Para el desarrollo de sus funciones, el OCOA disponía de una base operativa que rotaba entre las distintas unidades de combate que suministraban patrullaje y apoyo a personal y logística. Para esto se apoyaba en equipos “cuerda” de compuestas por cuatro o seis soldados y un suboficial, ¨equipos rojos” que funcionaban con información de inteligencia de la propia OCOA y de los servicios de inteligencia de la unidad involucrada, y equipos especiales a cargo de oficiales del OCOA formados en inteligencia.
“Debidamente decodificado, el conjunto de documentos referido a un operativo eventualmente permite reconstruir todo el episodio, no solo el lugar, la fecha y los nombres de los detenidos; también permite identificar a las distintas unidades intervinientes, los “rojo¨ y las ¨cuerdas”, sus comandantes, sus oficiales de Información y Operaciones que estaban de guardia, la unidad a donde fueron trasladados los detenidos y por tanto a los oficiales S-2 (inteligencia) encargados de los interrogatorios”.
De esta manera, el trabajo describe la serie de operativos que le permitió al OCOA hacerse de “la casa de Punta Gorda”, donde funcionaba la Comisión Política del Movimiento de Liberación Nacional (MLN), dirección que posteriormente se convirtió en el primer centro clandestino “infierno chico¨del OCOA y el Servicio de Información y Defensa (SID).
También se aportan detalles sobre la Operación Conejo, conjunto de acciones llevadas a cabo en Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires contra una de las dos facciones en las que habían dividido al MLN en el exilio; y sobre la Operación Morgan, campaña masiva de represión contra el Partido Comunista del Uruguay lanzada a fines de octubre de 1975.
Cruzar es un proyecto de sistematización, tratamiento y difusión de la información contenida en las tres millones de imágenes del “Archivo Berrutti”, los documentos del Cuerpo de Fusileros Navales y el Archivo Histórico de la ex Dirección Nacional de Información e Inteligencia.
A esta tarea se abocan docentes-investigadores y estudiantes de la Facultad de Información y Comunicación (FIC) y de la Facultad de Ingeniería (FIng), así como miembros de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos. Su objetivo es desarrollar estrategias que permitan la conservación y organización de los archivos mencionados y construir herramientas que faciliten el procesamiento de la información contenida en los documentos para su posterior divulgación como contribución a la búsqueda de la verdad y justicia.
El proyecto fue financiado en 2018 por la Comisión Sectorial de Extensión y Actividades en el Medio de la Universidad de la República (UdelaR).